México es uno de los países con mayor turismo cultural del mundo. La riqueza cultural, geográfica e histórica de nuestro país sólo es posible de apreciar a través de sus destinos turísticos, su gastronomía, su arquitectura, sus tradiciones y todo lo que forma parte del ser de un pueblo.
Conoce la vasta oferta de sitios arqueológicos con los que cuenta el país. Asómbrate con Tulúm, Chichen Itzá, Palenque o Monte Albán, algunos de estas zonas están reconocidas como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
Disfruta de las artesanías que se producen en algunas de las ciudades de México donde los procesos de creación permanecen intactos desde hace siglos y que se trasmiten de generación en generación. Admira las creaciones en barro negro en Oaxaca, los instrumentos musicales en Paracho Michoacán, los artículos de piel en Guanajuato y las coloridas artesanías de los pueblos indígenas como los huicholes.
A lo largo y ancho de todo el país encontrarás cientos de plazas con su iglesia, su quiosco y su palacio municipal. Admira su arquitectura colonial, sus edificios históricos y bibliotecas, testigos mudos del desarrollo de la vida de México.
No conoces un lugar si no pruebas su comida. En México gozamos de una de las gastronomías más ricas del mundo. Sus propuestas son distintas de región en región y fusionan ingredientes prehispánicos con la influencia europea traída por los españoles tras la Conquista.
Arqueología
Sol, selva, desierto, tradiciones y rocas que cuentan viejas historias forman parte del legado de México. ¿Lo mejor? ¡Estás invitado a compartirlo! De los áridos horizontes de las montañas del norte, donde los laberintos de Paquimé y la cerámica antigua recuerdan tiempos difíciles en un clima inhóspito, a las fértiles tierras que cobijan los templos de Palenque y los tesoros sumergidos en los cenotes yucatecos, México preserva viejos testimonios de grandes pueblos que con su sabiduría descifraron los ciclos del cielo y la tierra.
Aventúrate a visitar el sur mexicano y conoce la historia de los olmecas, la primera civilización que alcanzó un grado importante de desarrollo en América y que se estableció en los actuales límites de Tabasco y Veracruz hacia el año 1200 a.C. La antigua ciudad de Teotihuacan, cuyo nombre significa “lugar donde se hacen los dioses”, alojó en su apogeo una población de 200 mil habitantes, más que muchas capitales europeas de su época. Camina por la Calzada de los Muertos o sube a lo más alto de la Pirámide del Sol para respirar la historia de este lugar sagrado.
Durante el periodo Clásico (300-900 d.C.), la civilización maya floreció en el sureste mexicano y en Guatemala. Visita los templos de Chichén Itzá, en Yucatán, la antigua ciudad de Tulum –la única zona arqueológica establecida junto al mar en México– y los templos míticos en Palenque, en el norte de Chiapas. Si tienes tiempo para verlos todos, notarás los distintos estilos arquitectónicos mayas que se desarrollaron como resultado del intenso intercambio comercial con el centro de México y Guatemala.
El enorme poder imperial de los aztecas convirtió su cultura en la dominante durante el periodo Posclásico (900-1521 d.C.). Por fortuna, magníficas piezas de escultura y arquitectura sobrevivieron a la conquista española. La ciudad de México es el mejor ejemplo de esa superimposición urbana: los vestigios de Tenochtitlan yacen bajo la capital de la Nueva España, que a su vez tiene sobre sí la actual ciudad de México. Una visita al Templo Mayor aclara este hecho a locales y visitantes. En la misma ciudad, el Museo de Antropología e Historia, el más grande del país, exhibe la mayor selección de arqueología de todo México. Todas las culturas prehispánicas están representadas aquí. Dedica un par de días a este impresionante recinto para disfrutarlo plenamente.
Arquitectura
Ser una de las naciones con mayor cantidad de sitios designados como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO es un privilegio que México ostenta. Con una herencia que comenzó a forjarse desde hace más de dos mil años, la arquitectura mexicana es una interesante fusión de elementos prehispánicos, coloniales –los cuales a su vez son una mezcla de aportaciones moriscas, judías y castellanas–, modas afrancesadas del siglo XIX, elementos del Art Decó, Art Noveau y diseños avant-garde propuestos por los brillantes arquitectos mexicanos Teodoro González de León, Pedro Ramírez Vázquez y Luis Barragán.
Si visitas México por primera vez, la ciudad de Guanajuato es un sitio obligado. Las estrechas y laberínticas calles de este antiguo pueblo minero te llevarán hacia el Templo de la Valenciana, un tesoro del Churrigueresco, exaltación del barroco que data del siglo XVII. También descubrirás el neoclásico Teatro Juárez y el magnífico edificio de la Universidad de Guanajuato.
El sureste de México fue evangelizado por dominicos y su legado arquitectónico sigue vivo para asombrarte. En Oaxaca templo de Santo Domingo, con su capilla cubierta de oro y plata, te invita descubrir detalles en cada esquina. Eso sí, aceptar el reto significa quedarte ahí, cautivo de su belleza todo el día. A unos pasos del templo, el centro cultural de Santo Domingo, un antiguo convento que en la actualidad es uno de los centros culturales más grandes de México, alberga la más grande colección de objetos prehispánicos y de arte colonial de Oaxaca. Aún hoy en día, algo de la tranquilidad monástica se respira en los pasillos de este bello edificio.
La actividad económica y política más importante del país siempre ha tenido lugar en la ciudad de México, y ello se refleja en su arquitectura. El Palacio de Correos, de estilo veneciano, el ecléctico Palacio de Bellas Artes y la icónica Torre Latinoamericana, el primer rascacielos de México, crean un interesante contraste en una de las esquinas más representativas del Centro Histórico.
Además de conocer las ya famosas obras arquitectónicas de la capital mexicana, date tiempo para admirar otras discretas joyas, como el edificio que alberga la Casa Lamm, en la colonia Roma, y unos pasos más allá, la bohemia Casa del Poeta, donde vivió el escritor mexicano José Ramón López Velarde. Una tarde apacible por las calles de este barrio y el de la Condesa te acercarán a la arquitectura íntima de una ciudad que sigue construyéndose.
Arte y artesanías
México es un país joven en cuanto a su conformación como república. Sin embargo, las tradiciones y cultura mexicanas tienen una larga historia. Las pinturas murales de los aztecas y mayas dan una idea de su vida social y religiosa, así como de su fascinante cosmogonía. Los retratos y pinturas religiosas de Miguel Cabrera reflejan el carácter de la Nueva España, y la escuela neoclásica de finales del siglo XIX destila una fuerte influencia europea.
La Revolución Mexicana trajo consigo una urgente necesidad de desarrollar una identidad propia basada en los modelos regionales y las tradiciones. Con artistas como José Clemente Orozco, Diego Rivera y David Alfaro Siqueiros dirigiendo el ámbito de la pintura; Pablo Moncayo, Carlos Chávez y Silvestre Revueltas el de la música; y Manuel y Lola Álvarez Bravo el de la fotografía, México encontró gradualmente su propia manera de expresarse en el arte contemporáneo.
En la segunda mitad del siglo XX, un nuevo movimiento artístico ocupó el escenario con un manifiesto totalmente opuesto al de sus predecesores. Paisajes tradicionales, retratos de indígenas y temas folclóricos dieron paso a las pinturas abstractas de Manuel Felguérez, Rufino Tamayo y Luis Nishisawa, quienes se convirtieron en los representantes de la Generación de la Ruptura.
Para los aztecas no existía una diferencia entre las artes y las artesanías. Por lo tanto, la cerámica, la cestería y los textiles formaban parte de la producción artística del México prehispánico. En la actualidad, las manos artesanas preservan sus habilidades en los distintos pueblos del país. Hermosos tapetes de Teotitlán, Oaxaca, piezas únicas de cerámica de Quiroga, Michoacán, y la mundialmente conocida talavera de Puebla son sólo algunos ejemplos de la amplia variedad de artesanías que México ofrece a quienes aman la cultura.
Un viaje por este país significa una travesía al interior de las culturas antiguas y el rico presente. En forma de tapete, cerámica o vestido tradicional –cualquiera de las formas en que decidas llevarte un recuerdo de México–, dale la bienvenida a su pasado y presente en tu hogar.